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Entrevista con Elena Beloklókova, dueña de una librería rusa en Madrid

Lun, 14/12/2009 - 00:00
Elena, Oleg y Vitali en su librería

En varias ciudades grandes de España hay librerías rusas. Curiosamente en Madrid hasta hace poco no existían. O porque después de la legendaria libería “Rubiños”, cerrada en 2002, nadie se atrevía o porque el porcentaje de rusohablantes en Madrid es menor que en la costa…Y he aquí que en 2006 una familia valiente funda una empresa con el nombre Videomirus y a continuación abre en Madrid una librería rusa. Elena Beloklókova, su marido Oleg, sus hijos Anatoli y Vitali y el hermano de Oleg, Slava, es el “equipo”. Elena nos habla de ello:

Videomirus es un negocio familiar, por eso creo que podemos sobrevivir más fácilmente a la crisis y, en general, mantener a flote este tipo de negocios. Claro está, si nos desarrollamos contrataremos a gente de fuera pero en cualquier caso gente a la que conocemos.

¿Habéis tenido anteriormente experiencia de negocio familiar o cada uno trabajaba en lo suyo?
Cada uno trabajaba en lo suyo. Yo soy química, trabajaba en un laboratorio, hacía análisis… Todo eso me gustaba mucho, desde los tiempos del colegio… Pero resulta que vivíamos en Crimea, y allí en los años 90 la situación se hizo muy difícil, nos vimos obligados a volver a Rusia (yo nací en Kursk, mi marido en Nizhni Nóvgorod, dos ciudades rusas). Dos años vivimos en Nizhni Nóvgorod, luego en Alemania y por último aquí España… Es decir viajes no nos faltaron. Mi marido ha trabajado como empresario. Estudiar no estudió mucho, aunque lo hubiera podido hacer perfectamente, porque siempre se le ocurren ideas, está lleno de proyectos…

Es decir, el motor de los negocios es él.
Sí, es él. Yo al principio ni siquiera me imaginaba que podría trabajar de esta manera. Pero teníamos que emprender algo. Empezamos por una tienda, nos juntamos tres familias y montamos en Madrid una tienda de productos rusos. Pero era imposible que tres familias viviésemos de una tienda. Entonces mi marido y yo nos fuimos de allí. Durante un tiempo trabajamos en un almacén de venta al por mayor de productos de alimentación de la Europa de Este. Allí no tenían, digamos, sección de libros y audiovisuales, y nosotros empezamos a desarrollar estas secciones. En aquel almacén compraban las tiendas de toda España y nuestras mercancías empezaron a venderse de manera paralela a los productos de alimentación. Durante cierto tiempo no teníamos tienda y solo nos dedicábamos a la venta al por mayor. Luego alquilamos un local bastante grande donde ya teníamos las dos cosas juntas, almacén y tienda de venta directa. Luego las separamos y ahora tenemos el almacén aquí cerca, en un pueblo, y esta librería en Villaverde Bajo.

¿Hay muchos almacenes de libros rusos en España parecidos al vuestro?
Hay uno en Barcelona y otro en Alicante.

¿No pensáis trasladar la librería a un lugar más céntrico de la ciudad?
En realidad, estamos cerca del centro. Es la siguiente parada después de Atocha en cercanías y hay una línea recta de metro hasta la Puerta del Sol. Pero es verdad, parece –especialmente les parece a los españoles – que estamos en el fin del mundo. Por ejemplo, en el centro cultural “Nicolás Salmerón” se enseña ruso y los alumnos tienen mucho interés por todo lo ruso. Cuando llevas allí libros, se ponen muy contentos, los compran allí in situ. Pero cuando les animo: “Venid, una parada desde Atocha” – dicen “No, está muy lejos”. Así que tenemos en perspectiva trasladarnos a algún sitio más céntrico.

Cuéntame, ¿qué es lo que ofrecéis ahora y qué planes tenéis para futuro?
Vendemos libros, películas, música, artesanía, rusa y ucraniana. En fin, cualquier cosa que nos pida la gente procuramos encontrarla y traerla, inclusive libros por encargo. Ahora ya se ha formado cierto mercado de libros para los españoles. Sin duda, en primer lugar gracias a los profesores que trabajan en diferentes centros donde se imparte ruso: en el centro “Nicolás Salmerón”, ya mencionado, en la UNED, etc. Tienen muchos alumnos y se encuentran con el problema ¿dónde encontrar manuales y otros libros didácticos? Encargamos libros para ellos en Moscú, San Petersburgo.

Así que vais convirtiéndoos en una librería no sólo para rusos sino para españoles también.
Creo que tenemos que convertirnos en eso porque es imposible vivir en España y estar separados de los españoles por un telón.

¿Ahora entran españoles en la librería?
Claro. Ya no hablo de los descendientes de los “hijos de la guerra”. Una vez vino un hombre que había aprendido ruso por su propia cuenta. Con un manual y viajando. Habla, naturalmente, no correctamente pero dice que leer lee. Muchos entran atraídos por los vídeos pero cuando se enteran de que solo están en ruso, su interés, en mayoría de los casos, desaparece. Las películas las compramos en Alemania porque traerlas directamente desde Rusia es imposible por las muchas formalidades y gastos de aduana que eso supone. En Alemania estas películas se compran pagando y cumpliendo todo lo necesario y luego se distribuyen por toda Europa. De tal manera que nosotros ya no tenemos gastos de aduana ni otros problemas salvo uno: necesitamos videos con subtítulos en español o por lo menos en inglés, en alemán no valen. Para que los vean incluso los que no estudian ruso. Tal vez podríamos encargar subtítulos españoles pero saldría muy caro. Tendremos que inventar algo.

Algunas bibliotecas de Madrid durante un tiempo compraban libros en ruso. ¿También a vosotros?
Sí, disponían de dinero para comprar libros en diferentes lenguas para atraer a las bibliotecas a la gente de diferentes culturas. Chicas rusas que trabajan en las bibliotecas preparaban unas listas… luego pasaron de listas y simplemente venían, elegían, se los llevaban los libros. Creo que ese programa ya se ha cerrado.

Otra cosa. Estáis ahora mismo vendiendo las entradas para el concierto de una cantante ucraniana, Lolita. Y, según entiendo, sois vosotros quienes organizáis su concierto en Madrid. Hace poco organizasteis un concierto de otro cantante bastante conocido en Rusia, Valery Meladze. ¿Es una actividad más?
Sí. ¡Como somos tantos! J Podemos permitirnos–e incluso debemos hacerlo en ese tiempo de crisis cuando un libro no es lo que primero que se compra una persona– diversificar nuestras actividades. De la tienda virtual se ocupará mi hijo mayor, tiene 22 años y estudió gestión empresarial. El mundo del espectáculo le gusta mucho a mi hijo menor, será él quien más se dedicará a ello.

¿Será porque conocisteis a la gente que organiza giras de estos artistas por España?
Sí, pero les conocimos precisamente porque ellos buscaban a alguien que pudiera ayudarles en Madrid. Están en Alicante.

Volviendo a los libros, ¿es verdad que lo que más se lee son novelas policíacas?
No es verdad. Ahora se leen más libros sobre psicología. La gente se ha puesto a estudiarse a sí misma. ¿Por qué? Hemos madurado suficientemente para llegar a eso. Antes creíamos en unas cosas y ahora resulta que todo es diferente. Resulta que la causa de todo se encuentra dentro de nosotros mismos, en nuestra cabeza. Allí están las causas de nuestra postura, relaciones, enfermedades. También se leen mucho los clásicos. Tolstoi, Dostoevski, Sand, Dumas… Se leen y releen y comentan que ahora perciben estos libros de manera muy diferente.

¿Qué lees tú?
También libros sobre psicología y los clásicos. Los clásicos los leo desde una postura, digamos, de investigadora: ¿cómo me va a parecer ahora? En efecto, es muy distinto de lo que experimentaba cuando lo leía en el colegio, cuando nos obligaban. También leo novelas policíacas, me interesan nombres nuevos que trabajan en este género. Me interesa mucho la prosa actual, por ejemplo los ensayos de María Arbátova.

¿Se leen libros de historia?
Sí, aunque últimamente se ha frenado un poco, se lee menos que hace un par de años.

En Madrid hay mucho más ucranianos que rusos. ¿Tenéis libros en ucraniano?
Pocos. No hay demanda. Los cinco abecedarios ucranianos que teníamos los vendimos en dos años.

¿Hablas ucraniano?
No, aquí es donde empiezo a aprenderlo.

¿No sientes nostalgia por Rusia?
Cuando siento nostalgia, simplemente voy allí. Hace poco, el 3 de noviembre estuve en Moscú en un foro de la organización “Ruski Mir” (“Mundo ruso”). Fuimos varios de España. Allí entablé amistad con gente de “Zlatoust” y “Drofa”, dos editoriales que publican muchos manuales y otros libros para estudiar ruso. Conocí a muchísima gente. Se reunieron rusos de todo el mundo, incluso de Australia. Me impresionó.

Vivisteis 5 años en Alemania. ¿Eso os ayudó mucho a la hora de montar la librería? ¿Vuestros contactos empezaron en Alemania?
Sí, claro. Los primeros libros también los trajimos de Alemania.

¿Hay mucha diferencia entre la comunidad rusa en España y en Alemania?
Enorme. No es comparable. Allí la gente va para quedarse. Aquí viene para ganar dinero y volver. Allí la integración es alucinante. Por otra parte, los mismos alemanes están muy interesados por todo: por nuestra comida, nuestras costumbres, por todo… Más que los españoles.

¿Por qué os fuisteis de Alemania?
Porque no encontrábamos allí nuestro lugar.

G. L.

C/Delmira Agustini, 5
metro/cercanías Villaverde Bajo

Libros de ocasión y nuevos, con una sección de libros relacionados con Rusia y otra con libros en ruso y bilingües.
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