Pero, en efecto, al comienzo de la guerra existió una directiva oficial que no permitía el acceso a unidades regulares a los españoles. Se les permitió el acceso más tarde (en 1942). Pero se puede imaginar que al mismo tiempo les seguían imponiendo la idea de que su vida valdría más luego, para el “trabajo” en España.
Esa fue la explicación oficial. Pero probablemente existía otra razón: la desconfianza de los poderes hacia cualquier extranjero.
Sin embargo, muchos españoles participaban en la guerra en Rusia desde el principio. En el frente, especialmente desde Leningrado, se colaron incluso algunos adolescentes.
¿Dónde y en calidad de qué, luchaban los españoles? Mucha información sobre esto se encuentra en el libro “Heroísmo español en Rusia” (Madrid, 1981, compilador Roque Serna Martínez).
De manera que al principio no se les permitió la entrada en el Ejército regular. Sin embargo en los comienzos de la guerra el Ministerio de Interior en Moscú formó la Brigada de Misiones Espaciales que incluía un contingente variopinto compuesto de deportistas, chequistas y emigrantes de diferentes países, entre ellos 119 españoles y 6 españolas.
Por cierto, en el marco de la Brigada actuaba el grupo de Dmitri Medvedev al que pertenecía el explorador tal vez más famoso de Rusia, Nikolai Kuznetsov. Bajo el mando de Medvedev también lucharon varios españoles.
Las “misiones especiales” consistían en la organización de sabotajes en la retaguardia enemiga y en la ayuda al movimiento guerrillero. La Brigada colocaba minas en el acceso a Moscú cuando los nazis intentaron entrar en la ciudad. Después se convirtió en una especie de base de la guerrilla.
No es extraño que la mayoría de los españoles para quienes estaba cerrado el Ejército pero querían participar y, además, contaban con la experiencia de la guerra civil española, acabaran enrolados en el movimiento guerrillero.
Cuando en 1941 el Ejército Rojo salió de Járkov (un gran centro industrial en la Ucrania Oriental), en la zona se quedó para organizar sabotajes, la unidad del coronel Ilia Stárinov. Este había estado durante un año en España y entre los trabajadores de la fabrica de tractores, con asombro, encontró a un conocido suyo, el ex coronel del ejército republicano Domingo Hungría. De este modo al grupo de Stárinov se unieron 22 españoles de los que trabajaban o estudiaban en Járkov.
Entre ellos se encontraba un tal Francisco Gull ón de Madrid. Participó en la guerra civil, luego emigró a la Unión Soviética y estaba estudiando en Járkov en el Instituto de Lenguas Extranjeras. Pronto se convertiría en uno de los más destacados comandantes guerrilleros españoles. Iba a encabezar operaciones en los hielos del mar de Azov: los guerrilleros cruzaban el golfo de Taganróg congelado desde la costa meridional hacia la septentrional, ocupada por alemanes, y tras colocar allí explosivos, volvían a “su” costa. Hay que imaginarse el “exotismo” para los españoles, la zona tenía de 40 a 50 km. de hielo y nieve y allí soplaba ul viento que volcaba los trineos.
Algunos de los españoles que habían trabajado en Járkov y fueron evacuados con su fábrica a Stalingrado cuando los alemanes se acercaron a esta ciudad, también se convirtieron en guerrilleros. (Por cierto, precisamente en Stalingrado murió Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de la Pasionaria y teniente del Ejército Rojo).
Los españoles se integraron en a la unidad 00125 (la Escuela Operativa especial), que encabezó el mismo Stárinov. Se encontraba en los alrededores de Moscú y allí se concentró la mayoría de los españoles: los que con el capitán Peregrín Pérez Galarza habían defendiendo Moscú en la Brigada de Misiones Especiales, la gente de Domingo Hungría, la de Francisco Gullón.
No nos importan ahora los detalles de la organización y de la reorganización de las unidades guerrilleras. Lo que nos importa es saber que los españoles se encontraban en la retaguardia enemiga en la región de Leningrado, en el Cáucaso del Norte, en Ucrania, Bielorusia y más tarde en Polonia, Rumanía....