Del pasaje un 20% aproximadamente eran rusos. Había alemanes, italianos, griegos y algún holándes e inglés. Y nosotros, 18 españoles. Y había una familia de mejicanos. Para nosotros y los mejicanos hacían excursiones en español. En un primer momento nos dijeron que no habría guía en español y que eligiéramos entre inglés o francés. Luego nuestra guía nos confesó que se apuntó en el último momento porque nunca había hecho este viaje. Viajaba con nosotros en el barco. Era hasta un poco exagerado, por ejemplo griegos o italianos, que eran muchos, tenían un autobús entero, pero para nosotros también había un autobús de 50 plazas y habitualmente no llegábamos a 20 personas para un autobús enorme.
El programa era demasiado apretado, y mucha iglesia ortodoxa con la cúpula cebolla. Aprendes toda la estructura de la iglesia rusa… Y luego tuvimos mala suerte por una noche en la que había niebla y estuvo parado el barco. Acumulamos como 10 horas de retraso y el tiempo se tuvo que reducir. Alguna parada de descanso donde los niños hubieran podido jugar se redujo mucho.
Especialmente en Yaroslavl resultó todo muy apretado. Coincidimos con una visita del presidente ruso, Medvedev, nos iba siguiendo desde Úglich. Coincidimos en Yaroslavl y por cuestión de seguridad el barco sólo podía atracar una hora y luego tenía que salir del puerto para recogernos después de las excursiones. Eran las 8 de la mañana y a esa hora nos hicieron salír a todos del barco. Había cosas que insultan la inteligencia de cualquiera. ¡Para cruzar una calle tenías que esperar a que viniera el autobús! Resulta que en Yaroslavl, después de ver la iglesia en la plaza principal, para ver el Kremlin de la ciudad hay que cruzar una calle bastante ancha pero en la que no hay excesiva circulación. Pues no podíamos cruzarla normalmente, teníamos que esperar a que viniera un autobús. Te cuentan la historia que aquí no hay paso subterráneo y hay que dar toda la vuelta a la plaza y eso es mucho… A mis padres les parecía un poco como la organización soviética, que te llevan y no puedes salir de lo predestinado… Y luego para volver al barco también tenías que esperar el autobús y eso que había tan sólo unos diez minutos andando.
También es verdad que en otros sitios todo era más cómodo. En Úglich, en Kostromá, en Mandrogui tuvimos bastante tiempo libre. Mandrogui es un parque temático cerca del lago Ládoga. Mucha turistada. Se parece al parque temático de la Senda Viva en Navarra, donde te ponen la vida tradicional navarra del siglo XVIII. Allí los niños lo pasaron bien. Es verdad que los barcos no están pensados para niños. Había alguna queja de los niños, estaban corriendo por ahí, subiendo escaleras, conocieron a unos niños rusos, se acabaron pegando, luego se reconciliaron y quedaron muy amigos. En todo el barco había ocho sobrinos míos, dos niños rusos y un niño mejicano, exquisito y muy educado, que el pobre estaba asustado con los salvajes de mis sobrinos…